Las diez mujeres mas influyentes en la historia de la ciencia
Mujer y ciencia: Información especial con motivo del día internacional de la mujer
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Ada Lovelace
Nacida en la Inglaterra victoriana de 1815, esta amante de la filosofía y las matemáticas se convirtió en la primera programadora de la historia. Trabajó con Charles Babagge, “El padre de la computación”, y en sus notas describió el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, motivo por el que el Departamento de Defensa estadounidense bautizó con su nombre un lenguaje de programación.
Lise Meitner
Nacida en Viena en 1878, participó en el descubrimiento de la fisión nuclear, además de realizar importantes investigaciones en teoría atómica y radiactividad. Una vez más, su aportación fue ignorada a la hora de los reconocimientos y fueron otros los que recibieron el correspondiente premio Nobel, ya que se encontraba en desventaja por partida doble: era mujer y judía. No obstante, el elemento 109 de la tabla periódico recibió en su honor el nombre de Meitnerio.
Dorothy Crowfoot Hodgkin
Nacida en El Cairo en 1910, recibió el Nobel de Química por su estudio de las moléculas de penicilina, insulina y vitamina B12 a través de la cristalografía, sustancias de interés en el diseño de tratamientos para diversas enfermedades. Se convirtió con ello en la tercera mujer en conseguir este galardón después de Marie Curie e Irene Joliot-Curie, hija de la primera.
Sophie Germain
Nacida en París en 1776, en los prolegómenos de la Revolución Francesa, estudió matemáticas de forma clandestina y se carteó con los investigadores más relevantes de su tiempo, siempre bajo pseudónimo. A pesar de hacer importantes contribuciones a la teoría de números y la teoría de la elasticidad, nunca consiguió labrarse una carrera en matemáticas, debido a la condescendencia de sus homólogos masculinos.
Rachel Louise
Nacida en Pensilvania en 1907, destacó como escritora científica por sus artículos sobre conservación y recursos naturales, que se centraron en el uso excesivo de pesticidas tras la Segunda Guerra Mundial, cuyas consecuencias persisten aún hoy día.
Janes Goodall
Nacida en Londres en 1934, tuvo serios problemas para formarse por sus limitaciones económicas, pero finalmente pudo doctorarse en etología y viajar a Tanzania para observar las comunidades primates. Su labor científica ha sido una referencia para generaciones de biólogos y primatólogos, aunque ha sido también objeto de duras críticas por su metodología, ya que no ajustaba estrictamente al método científico.
Marie Curie
Nacida en Varsovia en 1867, Maria Sklodowska desentrañó el papel de la radioactividad en el campo de la medicina. Sus experimentos con polonio y radio le valieron dos Premios Nobel, convirtiéndose en la primera persona en recibir dos galardones en distintas especialidades (Física y Química) y la primera mujer en ser profesora en la Universidad de París. Por desgracia, sus investigaciones le valieron también la enfermedad que se llevó su vista y su vida a la edad de 66 años.
Rosalind Franklin
Nacida en Londres en 1920, jugó un papel clave en el descubrimiento de la estructura del ADN, aunque nunca obtuvo el reconocimiento que merecía. Un cáncer de ovario provocado por las repetidas exposiciones a la radiación en sus experimentos y el machismo imperante en la sociedad de la época le privaron del Premio Nobel de Medicina, que fue concedido a sus compañeros de laboratorio en 1962, pocos años después de su fallecimiento.
Hipatia de Alejandría
Nacida en Alejandría (hoy Egipto) a finales del siglo IV, es considerada por muchos la primera mujer científica de la historia: desarrolló múltiples experimentos y fue autora de varios tratados de matemáticas y astronomía, ninguno de los cuales se ha conservado. Murió a una avanzada edad al ser salvajemente asesinada por una turba de cristianos, presumiblemente a causa de su vinculación al paganismo que convulsionaba la sociedad.
Jocelyn Bell
Nacida en Belfast en 1943, Jocelyn Bell fue la primera astrofísica que descubrió la radioseñal de un púlsar, que en un primer momento, denominó "Little green men" (pequeños hombres verdes), al pensar que provenía de una civilización extraterrestre. En 1974, Hewish y Martin Ryle recibieron el Nobel de Física por el descubrimiento de los púlsares sin mención alguna al trabajo de Bell, si bien la científica siempre le ha restado importancia.
Nacida en la Inglaterra victoriana de 1815, esta amante de la filosofía y las matemáticas se convirtió en la primera programadora de la historia. Trabajó con Charles Babagge, “El padre de la computación”, y en sus notas describió el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, motivo por el que el Departamento de Defensa estadounidense bautizó con su nombre un lenguaje de programación.
Lise Meitner
Nacida en Viena en 1878, participó en el descubrimiento de la fisión nuclear, además de realizar importantes investigaciones en teoría atómica y radiactividad. Una vez más, su aportación fue ignorada a la hora de los reconocimientos y fueron otros los que recibieron el correspondiente premio Nobel, ya que se encontraba en desventaja por partida doble: era mujer y judía. No obstante, el elemento 109 de la tabla periódico recibió en su honor el nombre de Meitnerio.
Dorothy Crowfoot Hodgkin
Nacida en El Cairo en 1910, recibió el Nobel de Química por su estudio de las moléculas de penicilina, insulina y vitamina B12 a través de la cristalografía, sustancias de interés en el diseño de tratamientos para diversas enfermedades. Se convirtió con ello en la tercera mujer en conseguir este galardón después de Marie Curie e Irene Joliot-Curie, hija de la primera.
Sophie Germain
Nacida en París en 1776, en los prolegómenos de la Revolución Francesa, estudió matemáticas de forma clandestina y se carteó con los investigadores más relevantes de su tiempo, siempre bajo pseudónimo. A pesar de hacer importantes contribuciones a la teoría de números y la teoría de la elasticidad, nunca consiguió labrarse una carrera en matemáticas, debido a la condescendencia de sus homólogos masculinos.
Rachel Louise
Nacida en Pensilvania en 1907, destacó como escritora científica por sus artículos sobre conservación y recursos naturales, que se centraron en el uso excesivo de pesticidas tras la Segunda Guerra Mundial, cuyas consecuencias persisten aún hoy día.
Janes Goodall
Nacida en Londres en 1934, tuvo serios problemas para formarse por sus limitaciones económicas, pero finalmente pudo doctorarse en etología y viajar a Tanzania para observar las comunidades primates. Su labor científica ha sido una referencia para generaciones de biólogos y primatólogos, aunque ha sido también objeto de duras críticas por su metodología, ya que no ajustaba estrictamente al método científico.
Marie Curie
Nacida en Varsovia en 1867, Maria Sklodowska desentrañó el papel de la radioactividad en el campo de la medicina. Sus experimentos con polonio y radio le valieron dos Premios Nobel, convirtiéndose en la primera persona en recibir dos galardones en distintas especialidades (Física y Química) y la primera mujer en ser profesora en la Universidad de París. Por desgracia, sus investigaciones le valieron también la enfermedad que se llevó su vista y su vida a la edad de 66 años.
Rosalind Franklin
Nacida en Londres en 1920, jugó un papel clave en el descubrimiento de la estructura del ADN, aunque nunca obtuvo el reconocimiento que merecía. Un cáncer de ovario provocado por las repetidas exposiciones a la radiación en sus experimentos y el machismo imperante en la sociedad de la época le privaron del Premio Nobel de Medicina, que fue concedido a sus compañeros de laboratorio en 1962, pocos años después de su fallecimiento.
Hipatia de Alejandría
Nacida en Alejandría (hoy Egipto) a finales del siglo IV, es considerada por muchos la primera mujer científica de la historia: desarrolló múltiples experimentos y fue autora de varios tratados de matemáticas y astronomía, ninguno de los cuales se ha conservado. Murió a una avanzada edad al ser salvajemente asesinada por una turba de cristianos, presumiblemente a causa de su vinculación al paganismo que convulsionaba la sociedad.
Jocelyn Bell
Nacida en Belfast en 1943, Jocelyn Bell fue la primera astrofísica que descubrió la radioseñal de un púlsar, que en un primer momento, denominó "Little green men" (pequeños hombres verdes), al pensar que provenía de una civilización extraterrestre. En 1974, Hewish y Martin Ryle recibieron el Nobel de Física por el descubrimiento de los púlsares sin mención alguna al trabajo de Bell, si bien la científica siempre le ha restado importancia.
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